Práctica I

El primer compromiso va dirigido a ser conscientes de eses incesante ruido en el que estamos inmersos,

1. Ruido exterior: coches, motos, radio, televisión, móviles, música ambiente… ¿eres consciente que en prácticamente todos los centros comerciales, grandes superficies, parques de atracciones, incluso en el transporte públicos, siempre hay música de algún tipo sonando? ¿Te has dado cuenta de lo difícil que es encontrar algún lugar de silencio? ¿Te has preguntado alguna vez porque?

2. Ruido mental: ¿Te has dado cuenta de esa voz que continuamente nos está hablando en nuestra cabeza, de ese continuo ruido mental que no cesa ni un momento?.

Dedícale cada día 15 minutos de tu tiempo a observar esa voz que habla en nuestra cabeza, pero escúchala sin juzgarla, de manera imparcial, simplemente observa.

Siéntate cómodo y relájate (! Ten cuidado de no dormirte ¡); elige un lugar al que no puedan llegar, en la medida de lo posible, ningún tipo de ruido externo (ruido de coches, televisión, radio, móviles …..)

Intenta silenciar tu mente, o mejor, no hacer caso, no prestar atención a lo que te dice, probablemente lo mas difícil, ya que el ruido mental es incesante, nuestra mente no para ni un momento de “hablarnos”, de “decirnos” lo que tenemos o no tenemos que hacer, de “etiquetar” a las personas y situaciones como buenas o malas, de………, en definitiva de condicionar nuestra vida.

Una buena ayuda, típica de la meditación Vipassana, es, simplemente, dedicarte a observar tu respiración, como entra y sale el aire por los orificios nasales, como roza sus paredes interiores, como roza la parte superior de los labios al salir, su temperatura y cuando te des cuenta de que un pensamiento ha captado tu atención, sin juzgarlo, sin condenarlo, obsérvalo y vuelve de nuevo a fijar tu atención en la respiración.